Llega a salas cinematográficas de Estados Unidos la película ‘My Penguin Friend’ del director brasileño David Schurmann, con un tema que abarca varios simbolismos.
Joao, interpretado por Jean Reno, y María, interpretada por Adriana Barraza, son una pareja que viven en una aldea de pescadores en las costas del sur de Brasil y sufren una tragedia que los deja marcados por el resto de sus vidas.
Algunos años después, el pescador encuentra en el mar a un pingüino cubierto de petróleo y lo lleva a casa para limpiarlo. A partir de entonces, Joao y el ave establecen un vínculo que sirve de eje para esta historia basada en un hecho real.
US Weekly en Español sostuvo una amena charla con Adriana Barraza con motivo de esta película y el tema a tratar indiscutiblemente era el de los animales.
Dijo que disfrutó mucho el haber trabajado con pingüinos en esta producción, y es que la artista mexicana nominada a un premio Oscar en 2006, es amante de los animales. “Me encantan, soy súper ‘animalera’. He tenido muchas mascotas. Cuando yo era niña mi casa estaba con tres o cuatro gatitos, un perro, como cuatro pericos, mi mamá criaba chinchillas”.
“En casa de mi abuelita había un jaguar hembra que mi tío había rescatado del bosque y que la habían ‘adoptado’ desde que era pequeñita. Vivió como 15 años en esa casa y yo obviamente crecí con esa ‘jaguara’, ahí en medio de la ciudad de Toluca”, recordó.
Sobre ‘My Penguin Friend’ y su experiencia con estas aves, comentó: “La primera vez que vi a un pingüino hacer su trabajo, lloré, me emocionó tanto. He trabajado con perros, gatos, burros, gallinas, pero no había trabajado nunca con un pingüino”.
Pero lo que más le conmovió, nos dijo, fue el trato que se le dio a estos animales en sus intervenciones en el rodaje de la película. “Cada vez que uno de los pingüinos llegaba a un lugar en donde estábamos los humanos, se debía guardar absoluto silencio para no alterarlo”.
Y es que para esta producción se utilizaron 10 pingüinos que interpretaron el papel de ‘DinDim’ según nos comentó el director David Schurmann el día de la función de prensa.
Además de la interacción con estos animales, dos puntos más fueron de suma importancia para Barraza en ‘My Penguin Friend’, primero el haber trabajado con el actor internacional Jean Reno. “Fue muy agradable, la verdad es que un señor muy profesional, a quien admiro mucho su trabajo y muy hermoso compañero de escena”, comentó.
Y segundo punto, Adriana trabajó los últimos días filmación con un codo fracturado.
“Tuve un momento muy único, sí. Los dos últimos días de mi llamado me caí, me rompí el codo. En medio de la selva, porque había que atravesar como 15 minutos de selva a pie para llegar a la locación”, dijo sonriendo.
“A Jean Reno lo llevaban en bote en un paseo larguísimo por el mar, yo iba caminando. Después de mes y medio (de filmación), un día se me enredaron los pies, la selva tiene raíces. Siempre me fijaba, pero ese día no. Me tropecé, me caí y se rompió el codo. Así llegue a la locación y dije, ‘no me puedo regresar’, estaba en medio de la selva, como a una hora y algo del hospital”, continuó.
“En ese momento no sabía que se me había roto, se me inflamó la mano y el brazo. Yo les dije, ‘¡me aguanto, me aguanto!’, tengo el umbral del dolor muy alto”, dijo lamentándose. “’¡Denme un chal!’, aunque el personaje no llevaba chal, me lo dieron y me lo enrollo en la mano. Así trabajé el último y penúltimo día”.
La lesión no fue problema para Adriana y así siguió trabajando. “Si debía saludar a alguien, les decía ‘no me aprieten’ porque me duele”.
Cuando tuvo acceso a la atención médica, nunca imaginó lo que tenía. “Esa noche noche fui al hospital y el doctor me dijo que tenía dos fracturas y que tenían que ponerme yeso. No, no quiero yeso, quiero irme a mi casa. Me dieron analgésicos. Así hice mi último día de grabación y así me subí a un avión”.
Volviendo a la trama de la película, la relación entre el pingüino y el protagonista conmueve porque es un gran ejemplo de la increíble capacidad que pueden desarrollar los animales para establecer un vínculo con los humanos. El ave viajaba más de 5 mil millas entre Argentina y Brasil, cada año, durante ocho años, para visitar a su amigo.
Para Adriana, esa es la principal lección que da esta cinta: “Es el gran mensaje, poner nuestros ojos en la compasión por los animales. Los animales nos pueden dar la redención a los seres humanos”, finalizó.